El valle de todos
Por Jesús Chávez Marín
- El valle de todos
Cuando pasa el río, en la ribera queda un dibujo de su trascurso. Luego el agua será viento, carne o lumbre, otras sustancias en el suelo.
- Marcha militar
En la meditación de la caminata me doy cuenta de que la mente es sencilla y clara. Parece que consiguiera mantener a raya las tormentas, el cuerpo se equilibra. Listo, venga el día completo.
- Pereza
Aceite donde se diluyen los cuerpos, los sueños; acción aplazada hasta nuevo aviso, que nunca llega: la pereza.
- Mont
―¿Por qué te vas?
―Ya nada me emociona.
―La vida es bonita.
―No para mí. Nunca lo fue.
―¿No te importo?
―Sí, pero. No sé. Adiós.
- La enseñanza
Aparece el horizonte delineado por la luz, distinto cada día; una voz discreta y clara revela misterios que me iluminan al instante o que no entiendo; se quedan grabados en la sombra y años después esparcen su espléndida lección. Esto no siempre sucede, la memoria es frágil y el ruido la avasalla.
- Generosidad
La generosidad va como el agua entre las piedras y la arena, con su discreta frescura. Es el amor y el instinto de conservación del alma colectiva.
Camino sobre mi sombra, no voy solo. Me acompaña una multitud de voces que resuena en los muros de la ciudad. El viento que baja desde las montañas de la orilla me recuerda la infancia de todos, cuando los arroyos bajaban limpios en época de lluvia y solo el rumor del agua se escuchaba: era un pasado más espiritual, o quizá solo es la idealización del recuerdo, la ilusión de un tiempo de pureza.
- La tarjetita
Vine a comprarle unos zapatos a Gabrielita para su cumpleaños, pero no hallo ni cuáles. Aquellos negros son preciosos, pero están bien caros, no acabalo. Y estos rosas podría ser, pero no me acaban de gustar para ella. El atenido de mi hermano Jacinto quiere que en la tarjetita ponga que el regalo es de parte de los dos, nomás para colarse a la fiesta, pero no me cooperó ni con un cinco partido por la mitad; ay mi hermano, lo quiero mucho, pero es bien arguenudo. Con el cuento de que todo se lo gasta con la fulana esa con la que anda, nunca le baila un peso en la bolsa y eso que gana más que yo. Él es ingeniero en Lux Z y yo secretaria de La Ocho, a ver, ¿quién gana más? Yo sé lo que gano, pero él nunca me ha querido decir cuánto gana, claro, no le conviene. Según esto compartimos gastos desde que se divorció y se vino a vivir a mi casa, en la recámara que se quedó vacía desde que murió mi difunto esposo, que Dios lo tenga en su Santa Gloria; pero él siempre se hace pendejo a la hora de pagar lo que sea, el recibo de esto y lo otro. Lo quiero mucho y es mi hermano, pero ya estoy convencida de que voy a tener que correrlo con todo el dolor de mi corazón, porque ya de plano ando muy quebrada; yo que soy metódica y él es puro relajo. Mañana mismo le digo que se vaya a freír espárragos.
Foto: Pedro Chacón
