El fantasma del hombre roto
S. Ochoa
Un tatuaje en el hombro le distingue
Como parte del inframundo del bandido
Camina solitario, alerta siempre
Por calles bulliciosas que le dan cobijo.
Alimenta al desierto con miles de migrantes
Con rosarios de penas y de sueños
Con pieles destrozadas por el sol
Con lamentos mayores o pequeños.
La adrenalina del peligro le alborota el alma
La inesperada libertad de una ley rota
El desafío aventurero de enfrentar las balas
Y soñar luego en los brazos de Salma.
Es un ave nocturna, una sombra,
Una lechuza, una espina o un guijarro
Si lo persiguen huye, ¡Con un segundo basta!
Mimetiza la piel con el smog o el humo
Con el payaso de la esquina o la estatua de barro.
Trafica con la vida y con la muerte
Con ninguna tiene compromiso
Es un “coyote”
¡Salvaje, primitivo, escurridizo!
Ha roto miles de ilusiones
A veces se sorprende reflexionando en ello
¡No importa! -Grita al mundo-
A la conciencia le da una bofetada
Porque al final de cuentas
No es más que un hombre roto, un fantasma.
