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El último clavo que sella el ataúd

8 de agosto de 202512 de agosto de 2025

El secreto de sus ojos: la violencia a través del arte

Salud Ochoa

Hablar de la violencia feminicida se ha vuelto un ejercicio cotidiano, aunque no por ello desafortunado y difícil. Cada día en México y el mundo, hay mujeres que se convierten en víctimas de un marido, un novio, un amigo, un conocido o desconocido, que les quita la vida.

Razones hay muchas, la principal es ser mujer.

Además, la saña con la que se cometen los asesinatos es cada vez mayor, como una manifestación del odio a lo que ellas son y representan.

El arte en sus diversas manifestaciones, se ha convertido en una vía para evidenciar la violencia sistemática que persiste en el mundo, particularmente en contra de las féminas.

Así, la literatura, el cine, la fotografía, el teatro, la pintura y en menor medida la televisión, son hoy por hoy espacios propicios para mostrar el horror que ocurre frente a los ojos de un mundo que pareciera no querer verlo.

“El secreto de sus ojos”, es una serie de televisión que se desarrolla en Buenos Aires, Argentina, y aborda no solo el feminicidio, sino todo lo que pasa alrededor cuando hay un evento de este tipo.

El asesinato brutal de una joven recién casada, que lleva una vida tranquila junto a su marido, estremece al entorno de clase media en el que vive.

El agente Benjamín Espósito (interpretado por el actor Ricardo Darín) atiende el caso y le da seguimiento hasta localizar al homicida y llevarlo a la cárcel.

Hasta ese punto podría creerse que se hizo justicia.

Pero los finales no siempre son felices. Desde la cárcel el homicida se convierte en un “informador” del Gobierno en turno que, a cambio de los servicios prestados, no solo lo deja en libertad sino que lo convierte en elemento de seguridad al servicio del gobernante.

Posteriormente, el homicida desaparece del ámbito público y no se vuelve a saber de él.

Veinticinco años más tarde, Espósito regresa como agente en retiro, decidido a escribir una novela basada en el brutal crimen. En ese proceso para reconstruir el caso, reaparecen viejas heridas, pasiones silenciadas y verdades que el tiempo no logró enterrar.

A medida que Espósito revuelve su pasado, también se reencuentra con Irene Menéndez Hastings (Soledad Villamil), su exjefa y amor no declarado.

El agente vuelve al lugar de los hechos en busca del esposo-viudo, quien, en la inmediatez posterior al asesinato, cuestionó con rudeza al sistema de procuración de justicia de ese país y en particular, la penalidad que el delito cometido ameritaba.

“Quiero la pena de muerte”, dice el viudo; Espósito le responde que eso no sería suficiente porque moriría de inmediato sin mayor sufrimiento, por lo que “cadena perpetua es el castigo mejor”.

La escena determina el curso de la historia, pero ni Espósito ni nadie se da cuenta hasta un cuarto de siglo después.

“El secreto de sus ojos” es una mirada que el arte da al espectador para que este conjunte las piezas de una realidad a veces incomprensible.

Más allá del crimen, la historia nos lleva a plantearnos ¿cuáles son los alcances reales de la justicia?

¿Hay un castigo verdadero para quienes cometen un asesinato? ¿Qué significan estas “oportunidades” que la autoridad da a los delincuentes bajo el argumento de alcanzar un objetivo mayor? ¿Qué pasa con las víctimas colaterales? ¿Dónde queda la reparación del daño cuando la justicia se aplica a conveniencia de un gobierno o de una persona?

En Chihuahua, según datos de la Fiscalía General del Estado, del 1 de enero al 31 de julio de 2025 se han registrado 26 feminicidios, siendo mayo el mes de mayor incidencia con un total de ocho eventos. En julio se tomó nota de cinco.

En cuanto a municipios, Juárez se mantiene a la cabeza con diez casos, seguido por Chihuahua capital con cuatro.

Detrás de cada una de esas mujeres asesinadas, hay una historia individual y colectiva; también una familia que sufre un daño permanente, porque no hay reparación económica que cierre una herida del alma ni reconstruya una pérdida.

La justicia a medias, es a veces el último clavo que sella el ataúd.

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