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Fulgor del éxito

15 de julio de 202515 de julio de 2025

Por Jesús Chávez Marín

1.         Fulgor del éxito

En este siglo tan peligrosamente individualista, la generosidad resulta extraña. La avaricia empresarial, en cambio, se ostenta vistosa y colorida, fulgor del éxito. Cada acción colectiva se ha ido administrando en función de la codicia y el aturdimiento. Toda solidaridad parece sospechosa.

2.         Ya se va

Hacia el interior de estos vidrios angulares pueden mirarse hasta los pensamientos, recórcholis, espero que no porque entonces se me descubriría el plan que traigo de irme para siempre; aquí no me ha ido bien, por eso me voy. Conseguí trabajo en Metron Wu, pero a las tres semanas me corrieron porque no alcanzaba los estándares de producción: siempre he sido lento con las manos. Estuve muy a gusto esas tres semanas, un camión de la planta me recogía en la esquina de la casa todos los días a las cinco y media, antes del amanecer; me sentía muy importante por eso. Mi mamá me echaba lonche y me daba la bendición, tan linda, y ahora la voy a abandonar, ya sé que le dolerá mucho saber que ya jamás nos veremos, pero no hay de otra. Ganaba mi dinerito, le daba la mitad a ella, pero nunca duraba en ningún trabajo. La verdad, no sirvo para nada. Unas señoras del barrio le dijeron a mi jefa que no es que yo sea tonto, que, al contrario: soy un genio, pero autista. Yo no sé lo que es eso, le aconsejaron que me llevara con un doctor, pero, pos cuándo, con qué. Lo que pasa es que no me gusta hablar con la gente, ni siquiera con mi mamá hablo, nos entendemos con gestos y señas, así nos acostumbramos desde que yo era un niño. Me salí de la escuela porque todos me caían gordos y yo les caía gordo a todos. En fin, ni modo. Ya me voy. A ver si allá me va mejor.

3.         Petrificamiento

Déjenme decirlo de esta manera, al cabo soy de la edad: hay muchachos de 30 que ya son unos señores hechos y derechos. Hay viejillos de 60 que son adolescentes petrificados.

4.         El Show

El boxeador cayó muerto, convulsionando. Sus circuitos nerviosos grabaron el aullido de la multitud, el ansioso placer del espectáculo. Niebla roja oscurece la mirada, otra dimensión biológica surge en la acción de destruir, hay enemigos y condenados donde la ira ejerce la verdad absoluta en una sola dirección, desde un mínimo y codiciado territorio.

5.         El lago de Narcisa

Para ser Narciso, o Narcisa, no necesitas estar bonito, ni sentirte bonita, ni saber que eres guapo o hermosa, incluso aunque sepas que no lo eres. Solo asomarte al lago, o al espejo, o al teléfono celular, mirarte con arrobo y ser eso: Narciso. Narcisa.

6.         Nail salon

Estoy bien cansada, ayer puse como setecientas uñas, vinieron la mayoría de las clientas y todavía trajeron amigas al por mayor, es que anoche fue El Baile de las Hojas Muertas con Beto Díaz, y querían ir a todo lo que dan, lo mismo las de veinte que las de setenta; como dijo mi amigo Elías Holguín, que Dios lo tenga en su santa gloria: el tiempo pasa pero la fiesta sigue. La que venía más apurada era Leticia: traía las manos echas garras, un mugrero. Y todavía me pidió que le pusiera las uñas decoradas que me llegaron de Japón la semana pasada, están bien bonitas, pero son bastante caras. Me pulí. Una verdadera obra de arte, la dejé mejorcita que si fuera Cleopatra en persona.

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