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La vergüenza tiene que cambiar de bando

5 de octubre de 20245 de octubre de 2024

¿Hasta dónde puede llegar la barbarie?

Salud Ochoa

Gisele es un nombre que le ha dado la vuelta al mundo en los últimos meses. No por Gisele Bundchen la super modelo, Gisele Pascal la actriz, Gisele Prasinoss la escritora o tantas otras “Gisele” reconocidas por sus actividades en la ciencia, las artes, el deporte o la filantropía.

El viaje de “Gisele” alrededor del mundo es por otro motivo: ser víctima de violencia sexual tumultuaria.

Gisele Pelicot es el centro de uno de los casos más atroces de violencia contra la mujer de los últimos tiempos si no es que de la historia de Francia. Fue violada por al menos 70 hombres durante 10 años mientras ella se encontraba inconsciente por efecto de las drogas suministradas sin su consentimiento por el agresor principal.

¿El señalado como responsable de estos actos?

Su marido, Dominique Pelicot de 71 años, con quien ha estado casada 50 años.

Según detalles dados a conocer en el juicio que actualmente se lleva a cabo, y que la propia Gisele pidió que fuera público, durante al menos una década Dominique la drogaba hasta la inconsciencia para luego permitir las violaciones de decenas de hombres sin que ella se diera cuenta.

Él –Dominique- se encargaba de contactar a los violadores por internet y mientras agredían a su esposa y madre de sus hijos, tomaba fotografías y video grababa.

Información publicada en el diario El País, únicamente dos de los 72 sujetos identificados por los investigadores se negaron a dar el “sí” al ofrecimiento del marido agresor, sin embargo, más de la mitad de esa cifra ha admitido haber tenido sexo con la víctima –en las condiciones ya mencionadas- y lo que es peor, algunos la violaron hasta seis veces.

Acorde a la narración que ella hizo en el juicio, nunca supo lo que ocurría hasta que, en 2020, la policía le mostró fotos y videos donde ella era el centro indefenso de la barbarie humana.

El detonante para que su caso saliera a la luz, fue un “error” cometido por Dominique quien fue descubierto grabando por debajo de la ropa a mujeres en el mercado.

Allí se destapó la verdadera historia de terror de la que Gisele fue protagonista involuntaria.

Desafortunadamente, Gisele Pelicot es solo uno de los miles de casos de violación sexual en contra de mujeres. No importa si son niñas, adolescentes o adultas, siguen siendo las principales víctimas de esta modalidad de agresión en la que, muchas veces, como es el caso, se utilizan drogas para lograr la sumisión completa de la persona agredida.

Si bien es cierto el caso ocurre en Mazan, una localidad con menos de 6 mil habitantes ubicada al sureste de Francia a por lo menos 10 mil kilómetros de distancia de México, también lo es que, en un mundo globalizado como en el que actualmente vivimos, las diferencias geográficas importan cada vez menos cuando de repetir conductas humanas se trata.

En contraparte, los hechos y el impacto de estos tienen grandes similitudes.

Datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) arrojan que, al cierre de agosto de 2024, en México se habían cometido 14,508 presuntos delitos de violación contra mujeres –incluye violación simple y violación equiparada- lo que muestra un claro incremento en la incidencia de este delito en la última década, ya que, en el 2015 (según lo reporta también el SESNSP en el apartado sobre violencia contra las mujeres), de enero a diciembre, ese año sumó un total de 12,619 delitos de este tipo.

Los primeros 8 meses de 2024 llevan ya una ventaja de 2 mil casos.

En Chihuahua, acorde al documento denominado “violencia contra las mujeres, incidencia delictiva y llamadas de emergencia al 9-1-1” publicado el 25 de septiembre del año en curso, del 1 de enero al 31 de agosto de 2024, se registraron 1,013 casos de violación –simple y equiparada- lo que significa 126 eventos delictivos por mes y por lo menos 4 casos por día.

Estas cifras colocan a Chihuahua en el cuarto lugar a nivel nacional, solo por debajo del Estado de México, la Ciudad de México y Nuevo León.

Sin embargo, Chihuahua está por arriba de la media nacional de 10.97 delitos de esta modalidad por cada 100 mil habitantes y se ubica en el primer lugar con una tasa de 25.35 violaciones por cada 100 mil habitantes.

La situación no es halagadora.

Ante esto, una se pregunta: ¿Hasta cuándo? Hasta cuándo las mujeres seguirán siendo objeto de uso y abuso por parte de los hombres, hasta cuándo tendremos que seguir leyendo en los diarios historias como las de Gisele Pelicot, cuántas “Giseles” más vivirán bajo el manto tramposo y delictivo de un hombre que finge ser un marido amoroso, cuántas niñas y adolescentes habrán de enfrentar la misma historia.

¿Hasta dónde puede llegar la barbarie?

Y la pregunta es perfectamente válida pero no tiene respuesta. Ni en Francia hoy sacudida por el caso “Pelicot” ni en el resto del mundo.

Gisele, quien como víctima tiene derecho a reservar su identidad, ha decidido lo contrario: dar la cara al mundo y demostrar así que no hay motivo para esconderse o agachar la cabeza porque no ha sido ella quien cometió el delito y, como lo ha declarado su representante legal, la vergüenza tiene que cambiar de bando.

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